La planta flaz común (llamada también linsee), es la que nos provee de lino, siendo la primera fibra vegetal aceptada en la industria textil, aunque su cultivo se iniciara allá por el Egipto de Seneferu.  De hecho, hasta la llegada del algodón, el lino era, junto con la lana, el textil más importante del comercio europeo. 

En cuanto a lo que decoración se refiere, el lino es un referente de sostenibilidad. Y vamos con datos: 

Con una hectárea de lino retenemos casi 4 toneladas de Co2 anuales, siendo un cultivo que no sólo preserva la tierra y protege el suelo porque no necesita una aportación significativa de fertilizantes y productos químicos,  sino que además se cultiva con el agua de la lluvia. Por eso puede decirse, sin temor a equivocarnos, que es un cultivo que respeta el medio ambiente. 

Así que ya sabes: 

Una fibra tan versátil como ésta, que es capaz de asociarse con fibras de poliéster y utilizarse en todas las densidades, y que además de respetar el medio ambiente es amistosa con nosotros por sus propiedades hipoalergénicas y antibacterias, es una opción a tener muy en cuenta en las futuras elecciones de tus elementos decorativos.